La prensa escrita se muere. Eso dicen. Y es cierto. Uno de los trabajos escolares de mi hija en estas vacaciones consistía en recortar noticias en la prensa escrita. Y mi reacción fue de incredulidad. ¿Porqué constreñirse a una o dos cabeceras cuando hoy podemos acceder con un click a las noticias locales de los desiertos del norte de Chile? Claro, es la nostalgia de una profesora pensando en tiempos pasados en los que la portada de un periódico era el universo, el mundo contenido en las páginas leídas día tras día.
Y cuando algo se muere otra cosa debe ocupar su lugar. Y me gustaría participar en esa búsqueda, quizás de una mente universal, ciega y avasalladora, quizás de una nueva sociedad abierta a todas las experiencias. Quien sabe. Por eso abro hoy este blog, como un explorador cauteloso, que imagina viajes en las páginas de un atlas, como un solitario que busca el argumento de un cuento a la salida de un cine.
El problema, y no se trata de pequeña cosa, es que no sé de nada en concreto, que no hay ningún campo en el que pueda pontificar y crear cátedra. Lo que, bien pensado, puede que sea mejor. Tomemos el mundo y destilemos, día a día, una noticia, un comentario, una brizna de realidad que lanzar al aire. Quien sabe donde puede posarse y quién se agache a recogerla. Pero eso es lo bueno de saber de nada.