Parece que el Sr Moratinos como tantos otros españoles, está apesadumbrado, lo que es particularmente triste en estas fechas tan dadas a la alegría y al sereno disfrute.
http://www.diariocritico.com/
Incluso el ABC se ha visto en la obligación de publicar, tras el llamativo comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores en el que se negaba que se haya reconocido la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental, un editorial en apoyo del ministro.
http://www.abc.es/
Razón no le falta al Sr Valcárcel, firmante del susodicho editorial, para quejarse de lo que considera una falta de respeto intolerable, a la vez que descubre para la posteridad al verdadero culpable del desastre diplomático: Arias Navarro, que aprovechó la agonía de Franco y la inexperiencia del Príncipe de España para tender una trampa que 35 años después se cerraría en torno al Sr Moratinos.
Pero debo decir, en tono cervantino también, y si se me permite, que el Sr Moratinos no hace más que recoger lo que ha sembrado en sus casi seis años de ministerio: la debilidad cosciente desplegada frenete a las exigencias marroquíes, basada en un etéreo hacer de las relaciones diplomáticas con el Reino Marruecos en el elemento central de nuestra acción exterior (nadie sabe muy bien porqué), el entreguismo ante Gibraltar y el Reino Unido en la cuestión de de la soberanía del Peñón, en una curiosa y diplomáticamente inédita actualización del adagio popular de "matar al gorrino a besos", y por último, un discurso internacional "buenista" de rechazo de la confrontación tanto armada como diplomática, lo que ha llevado al Reino de España a su posición actual de ser considerado como un "estado fácil", susceptible de ser extorsionado por cualquier otro estado o grupo armado en un grado en el que no lo son otros grandes países europeos.
Y si todo esto no es así, es que las cosas funcionan mal y algo muy grave está fallando, porque esa es la opinión que rápidamente se va extendiendo entre la población informada. Una España que cada vez cuenta menos, y que incluso en los aspectos claves de su seguridad exterior (Marruecos, Sahara, Argelia, Estrecho, Gibraltar) va perdiendo posiciones a pasos acelerados.
Por cierto, no estaría mal una queja ante las autoridades marítimas británicas denunciando la desidia mostrada por el Puerto de Gibraltar en el incidente de los dos Vemaoil. También es de esperar (aunque en este caso no es competencia de Exteriores) que la Capitanía de Algeciras revise hasta el último tornillo de los buques, y los convierta en un aviso para otros petroleros "piratas" que se protegen en Gibraltar. Siempre, claro está, que el talante dialogante de Exteriores lo permita.
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Incluso el ABC se ha visto en la obligación de publicar, tras el llamativo comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores en el que se negaba que se haya reconocido la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental, un editorial en apoyo del ministro.
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Razón no le falta al Sr Valcárcel, firmante del susodicho editorial, para quejarse de lo que considera una falta de respeto intolerable, a la vez que descubre para la posteridad al verdadero culpable del desastre diplomático: Arias Navarro, que aprovechó la agonía de Franco y la inexperiencia del Príncipe de España para tender una trampa que 35 años después se cerraría en torno al Sr Moratinos.
Pero debo decir, en tono cervantino también, y si se me permite, que el Sr Moratinos no hace más que recoger lo que ha sembrado en sus casi seis años de ministerio: la debilidad cosciente desplegada frenete a las exigencias marroquíes, basada en un etéreo hacer de las relaciones diplomáticas con el Reino Marruecos en el elemento central de nuestra acción exterior (nadie sabe muy bien porqué), el entreguismo ante Gibraltar y el Reino Unido en la cuestión de de la soberanía del Peñón, en una curiosa y diplomáticamente inédita actualización del adagio popular de "matar al gorrino a besos", y por último, un discurso internacional "buenista" de rechazo de la confrontación tanto armada como diplomática, lo que ha llevado al Reino de España a su posición actual de ser considerado como un "estado fácil", susceptible de ser extorsionado por cualquier otro estado o grupo armado en un grado en el que no lo son otros grandes países europeos.
Y si todo esto no es así, es que las cosas funcionan mal y algo muy grave está fallando, porque esa es la opinión que rápidamente se va extendiendo entre la población informada. Una España que cada vez cuenta menos, y que incluso en los aspectos claves de su seguridad exterior (Marruecos, Sahara, Argelia, Estrecho, Gibraltar) va perdiendo posiciones a pasos acelerados.
Por cierto, no estaría mal una queja ante las autoridades marítimas británicas denunciando la desidia mostrada por el Puerto de Gibraltar en el incidente de los dos Vemaoil. También es de esperar (aunque en este caso no es competencia de Exteriores) que la Capitanía de Algeciras revise hasta el último tornillo de los buques, y los convierta en un aviso para otros petroleros "piratas" que se protegen en Gibraltar. Siempre, claro está, que el talante dialogante de Exteriores lo permita.
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